Esto te compete: brecha salarial
Autor: Publiko 29 enero, 2018
Los hombres ganan más dinero por hacer el mismo trabajo y eso no tiene ningún sentido. Es una realidad que puede medirse científicamente y por eso le preocupa tanto a los machines que hablemos al respecto. Lo que no entienden —cuando de hecho lo entienden prefieren negarlo— es que ese número es una expresión de su privilegio.
El privilegio puede entenderse como una apuesta con los dados cargados. A veces puedes ganarle a quien tiene la ventaja pero las probabilidades son mucho menores. Algunos idiotas —casi siempre los que tienen el privilegio de su lado— afirman que, con que sea posible —aunque no probable— ganarles, el juego ya es justo. Puras mentiras.
¿Cómo están los números?
Lo primero que aprendimos a medir es la inclusión laboral: es decir qué porcentaje de la población económicamente activa son hombres y cuántas mujeres. Un país igualitario, en principio, incluye e la mujer en la estructura labora. Los números nos siempre fueron alentadores: durante mucho tiempo se dijo que este problema tenía que ver con la decisión de las mujeres de quedarse en casa para encargarse del hogar.
En los ochenta empezamos a medir lo importante: la brecha salarial. Se estima que los hombres ganan entre 18% y 25% más que las mujeres por el mismo trabajo. Eso es terrible porque evidencia una desigualdad rampante que no se justifica por ninguna razón de mercado. Tiene que ver con el doble estándar con el que se juzga al hombre y a la mujer en espacio laboral.
¿Cómo solucionarlo?
Muchos países europeos tienen leyes que castigan fuertemente a las empresas que tratan diferenciadamente a hombres y mujeres. En muchos casos, el gobierno empieza por poner el ejemplo. En Finlandia todo empezó en 1966 cuando se anunció que la administración pública ajustaría lo que fuera necesario para desterrar de una vez la brecha salarial.
Cuarenta años después, Finlandia es el país con menor brecha salarial. Quizá deberíamos seguir su ejemplo. El primer paso es encabronarse y armarla de pedo hasta que nos den lo que nos corresponde.