¿Es vigente ser un ‘caballero’ en pleno 2019? ¡Oh, no! Están acabando con la caballerosidad

Autor: Armando Garcés 19 febrero, 2019


Como hombre cisgénero —es decir mi identidad de género coincide con el sexo biológico con el que nací— desde pequeño mi familia me educó de manera tradicional en la “necesidad de ser un buen hombre” o “necesidad de ser UN CABALLERO”.
Por supuesto, yo quería ser aquello que me planteaban como ideal.

¿Un caballero sigue siendo un hombre montado a caballo?

Siendo más joven, cuando pensaba en la caballerosidad, era normal para mí visualizar eso de cederle el asiento a las mujeres, abrir y cerrarles la puerta del auto o pagar la cuenta en algún restaurante, etc.

Con el paso de los años fui aprendiendo lo qué abarca la “caballerosidad” y que en realidad no es muy parecida a como la pintan… pues, me habían enseñado que un caballero es un hombre que “vale la pena”, “alguien que cuida a las mujeres y las respeta”, pero en el trasfondo no es tanto eso, sino muchas otras cosas.

Que quede claro: nadie quiere que se acabe la amabilidad, la empatía, la civilidad y la consideración sin importar el género. Todas las personas merecen respeto.

 

El origen de la caballerosidad

La palabra <<caballero>> proviene del latín <<caballarius>> y significa “gentíl” es decir: “que demuestra o se comporta con amabilidad, educación y cortesía.”

Asimismo, era un título recibido por hombres pertenecientes a la nobleza que destacaban por buenas acciones, a partir del siglo XV este título se le empezó a otorgar a civiles como recompensa por actos que favorecían al Rey, nobles o a la comunidad.

Aunque el termino ha evolucionado y lo que evoca actualmente es distinto al hombre a caballo con armadura, aún conserva el concepto del “hombre ideal” así como “protector de las mujeres y los vulnerables”.

Usos del Manual de Carreño, por ejemplo: nivelar las patas de una mesa. 

 

Caballerosidad y machismo

La caballerosidad fue inventada por hombres blancos europeos y fue adoctrinada en el resto de países donde aún sigue muy vigente, con algunas excepciones en lugares donde están más trabajadas los estudios de género, igualdad y feminismo.

“Lo que choca de la caballerosidad es cuando se muestra condescendiente, cuando cree que las mujeres son frágiles y no pueden realizar nada sin ayuda de un hombre

Partiendo con ese origen, es normal encontrar entre los comportamientos de la caballerosidad, la reproducción de patrones que con ahínco quedaron instaurados en nuestras sociedades colonizadas; patrones que reflejan dinámicas de poder en las que el hombre está privilegiado, y la mujer —como esa narrativa cuenta: “el sexo débil”— queda subrogada y dependiente a los hombres.

Algunas ideas machistas pertenecientes a la caballerosidad:

  • El hombre puede “comprar” el tiempo de las mujeres o favores sexuales. Cuando ellas no han puesto estas opciones en la mesa. (Falta de consenso).
  • La mujer debe valorar todo lo que el hombre hace por ella
  • El hombre cuida a la mujer por que ella lo necesita
  • Abrirle la puerta a la mujer es MÁS que suficiente
  • El hombre debe proveer a las mujeres, por eso paga la comida

Son tan solo unas cuantas cosas que la caballerosidad trae consigo…

 

 

¿Es políticamente correcta la caballerosidad en pleno Siglo XXI?

Repetimos para que quede claro: nadie quiere que se acabe la amabilidad, la empatía, la civilidad y la consideración sin importar el género, todas las personas merecen respeto.

Por ejemplo, está bien si vas en transporte público y le cedes el asiento a una mujer adulta mayor (que posiblemente también va de su trabajo hacia su casa y además, llegará a prepararle la cena a su marido y posteriormente lavará los platos porque el esposo “si cocina o toca un plato se hace PUTO”). La homofobia, misoginia y todos esos temas están relacionados con la práctica de la caballerosidad y con la interpretación sobre la misma.

En resumen: ser chido con las personas es bueno, necesario y no debe depender del género al que perteneces o al que pertenece la o el receptor de tus acciones.

Hay que diferenciar…

Entre los múltiples valores y constructos que conforman la caballerosidad, hay algunos aspectos que podemos rescatar separándolos del “ser un caballero”, y resignificándolos en maneras más justas, amables y buenas de relacionarse con los demás.

Tardé unos años en darme cuenta de las desigualdades, injusticias y violencias que existen en torno al género en la cotidianidad de la vida misma y cómo yo —intentando ser un caballero— en realidad ejercía románticamente esas microrelaciones de poder desde mis privilegios para tratar con las mujeres.

Es decir, me contaba mi propio cuento, el único que abarcaba mi panorama, uno que me heredaron, enseñaron y con el que estaba muy cómodo, pues, me retrataba como el bueno. Ahora sé que la caballerosidad tiene más significados y que no son más que constructos de la sociedad.

Si lo único que se tiene para brindarle a una mujer es la caballerosidad, deberías reconsiderar tu lugar en el mundo, las relaciones humanas y lo que tienes que aportar a la sociedad y a tu pareja.

 

Les dejo este fragmento sobre Ariana Grande en la radio, besitos.

Con inspiración de Hombres Diversos

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