La desaparición de Marco Antonio y el encubrimiento de Miguel Ángel Mancera

Autor: Publiko 29 enero, 2018


La sociedad encontró a Marco Antonio después de cinco días de infierno para familiares y amigos. Fue visto por última vez mientras era detenido por elementos de la policía capitalina. Ayer por la noche sus padres confirmaron que era él quien aparecía en un video de seguridad en una Agencia del Ministerio Público en Tlanepantla. Las fotos lo dicen todo: el joven estudiante presenta lesiones en la cara y su comportamiento es errático.

Esta parte de la historia es aterradora pero falta otro amargo capítulo: una cargada mediática pretende mostrar a Marco Antonio —la víctima— como el culpable del delito cometido en su contra.

¿Cómo funciona el encubrimiento?

Estamos en tiempos electorales y, para quienes están obsesionados con López Obrador, cualquier cosa que beneficie a Morena debe ser silenciada y combatida. Quienes tienen su apuesta en el Frente de Ricardo Anaya y Miguel Ángel Mancera, están obligados a minimizar el hecho. Todo empieza con una nota, un tuit, un post. El primer aliado fue el periódico La razón que publicó este tuit y, luego una nota —bastante larga— en la que explicaba esta escandalosa tesis.

El siguiente paso lo ejecutan los periódicos afines –que reciben millones en publicidad gubernamental— que reproducen las palabras de la autoridad sin ponerlas en contexto. El Universal, por ejemplo, publica la declaración del jefe de gobierno de que “no obstante la edad que pudiera aparentar, es un menor de edad”. Ese enunciado es el principio de una campaña de desprestigio —orquestado por la autoridad— para hacernos pensar que Marco Antonio se drogaba y se comportaba como adulto.

Por eso, la gente está empezando a tuitear cosas horribles como esta.

¿Qué pasa en realidad?

A los reporteros de Animal Político les tomó un día averiguar la verdad. En entrevista, un chofer que trabaja cerca del lugar donde Marco Antonio fue detenido, declaró que “detienen a los chavos, los revisan allá adelante. Todo este tramo es para ellos dinero, en toda la periferia, desde en la mañana, agarran a los chavos. Van pasando los muchachos por aquí, compran su cigarro, se lo van fumando y se les vienen en sentido contrario y ahí los revisan, pero la revisión no es para evitar delitos, es para extorsionarlos, porque hay delitos aquí, se roban las Vans, de una línea se han robado 11 en seis meses, y no los detienen”.

En resumen, Marco Antonio cayó en una trampa que la policía capitalino ha instalado para extorsionar a los jóvenes de la Ciudad de México. El jefe de gobierno prefiere crear confusión que resolver el problema de raíz: la corrupción de su policía.

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