¿Coqueteo o acoso? El debate que dividió a las mujeres del mundo

Autor: Publiko 23 enero, 2018


El año pasado lo dedicamos al enojo. Y con justa razón. Los medios de comunicación —creados y dirigidos por casi puros hombres— finalmente prestaron atención a lo que llevábamos siglos gritando: el mundo está lleno de hombres violentos, estúpidos e impertinentes.

 

En ese contexto nació #MeToo. Se trata de un movimiento de redes sociales impulsado por las víctimas de la violencia sexual para compartir sus historias. Hubo de todo pero, en la mayoría de los casos, las mujeres contábamos nuestras historias sin dar detalles del victimario.

 

Cuando nos dimos cuenta de que nos había pasado a casi todas las mujeres, algunos hombres permitieron que sus equipos de investigación se pusieran a trabajar en llegar al fondo del asunto. Se encontraron fue un pozo sin fondo.

 

El escándalo más sonado fue el de un poderoso productor norteamericano que llevaba años violentando mujeres física y psicológicamente. Harvey Weinstein es claro ejemplo de todo lo que está mal en una cultura laboral criminal creada por un predador. Políticos, actores y empresarios han tenido su propio escándalo.

 

La prensa conservadora en todo el mundo se volcó en defensa de los pobres hombres. Dijeron que esta cacería de brujas iba contra la presunción de inocencia y, sobre todo, que ponía en riesgo la reputación de los hombres exitosos. Tuvieron la desfachatez de decir que este ambiente de sospecha fomentaría que mujeres oportunistas dijeran mentiras para saltar a la fama.

 

Todo iba bien hasta que un grupo de actrices francesas publicaron un comunicado diciendo que el movimiento #MeToo estaba acabando con la seducción e inyectando de puritanismo un debate que, según ellas, debe tratarse de los actos que son verdaderamente criminales.

 

Las feministas francesas más jóvenes se distanciaron de la carta que escribieron Catherine Deneuve y sus amigas. Ya se ve entonces que el tema no es las francesas contra las gringas sino la nueva generación de feministas y la vieja guardia.

 

Para explicar el asunto, vamos a ponerlo en situaciones concretas.

 

Estás en una fiesta y te roban un beso.

Para la nueva generación es inadmisible. A la vieja guardia no le parece mal.

Tu jefe te coquetea. No te toca ni te hace comentarios sexuales. Solo te coquetea.

Las mujeres de hoy dicen que, cuando un hombre que tiene poder sobre ti —tu jefe, por ejemplo— se te insinua, puede utilizar su estatus para intimidar o coaccionar. El trabajo es para trabajar. Las mujeres de la vieja guardia ya se acostumbraron al espacio laboral picante e impredecible.

Un hombre se acerca a tu mesa y te dice que estás muy guapa. No lo volteaste a ver ni le diste ninguna razón para hablarte.

Las mujeres jóvenes quieren que las dejen leer en paz. Las de antes, no sabemos.

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