¿La repartición de tareas domésticas es equitativa? No, te explicamos qué es la brecha de género

Autor: Armando Garcés 11 febrero, 2019


En las labores del hogar son las mujeres quienes toman la “carga mental” que se refiere al estado de alerta y consciencia de los problemas y necesidades de la casa.

Imagina que vas a cenar a la casa de un colega del trabajo, llegas a su casa y te presenta a su bonita familia; tiene una esposa y dos pequeños que son un verdadero escándalo.

Ella se dedica a dar de comer a los hijos y al mismo tiempo a preparar la cena para tu colega y tú, mientras ustedes toman una copa de vino en la sala frente al televisor, por cierto la botella la trajo ella del súper un día antes…

Pasan unos minutos, los niños están reacios a comer su cena, sin embargo su mamá ya casi logra que terminen sus alimentos, mientras recoge una cuchara que arrojó al piso el más pequeño, la olla empieza a desbordarse ensuciando la estufa y el piso.

El accidente hace que tu colega se levante de su trono en el sofá, va y le dice a su esposa: —¿Pero qué has hecho?, a lo que ella responde: —¿Qué he hecho? Pues, he hecho todo, eso he hecho.

Ante la respuesta de su pareja, el colega exclama: —¡Me podrías haber pedido ayuda! Te habría ayudado.

Seguro que este escenario no te suena nada raro.

Brecha de género en la repartición y participación con las labores del hogar

Cuando un hombre espera a que le pidan ayuda para hacer determinadas cosas, está viendo a su pareja como la coordinadora de las tareas domésticas. Es decir, ve a ella como líder del proyecto del hogar y se ve a él mismo como un subordinado.

Esto sobreentiende que es ella quien debe saber y prevenir lo necesario para la casa.

Este orden plantea un problema, ya que planificar y organizar es un trabajo a tiempo completo.

— ¿No lavaste los platos?
— ¡No me lo pediste!

Te dejamos el post original

La Carga Mental y las tareas domésticas

El concepto “carga mental” es la situación en la que se sitúan la mayoría de las mujeres, permaneciendo siempre al pendiente, en alerta y acordándose de todo, “aprovechando” su tiempo de ocio o incluso su jornada laboral para encargarse del resto de tareas que el hogar requiere.

Las mujeres asumen está práctica por convencionalismos sociales, por cultura y por la educación que recibieron.

Este trabajo constante y agotador, lo asumen en solitario, sin embargo, para sus parejas todo esto pasa desapercibido, para ellos esto es inexistente o invisible.

 

¡No todos los hombres!

La mayoría de hombres heterosexuales afirman que realizan con buena parte de las tareas domésticas. No obstante, su relación de “colaborador” o de “ayudante” es una desde el principio una mala aproximación a las labores de la casa, y a la responsabilidad que deben tomar para con las tareas a realizar.

Cuando los hombres continúan pidiendo que se les indique qué hacer, se niegan a asumir la carga mental.

Esta situación es un resultado de constructos, enseñanzas, convencionalismos e ideas prefabricadas, no es un asunto genético, ni innato.

Si eres hombre empieza a responsabilizarte y para con tu: ¡No es cierto, yo hago la mitad de todo!

Siempre es bueno escuchar.

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