Manual de feminismo: hombres feministas

Autor: Publiko 13 marzo, 2018


Antes de salir del clóset del feminismo, yo ya pensaba que los hombres feministas sí existían. Decía que mi papá era feminista, que mi mejor amigo también y no veía error en eso. Pero conforme fui adentrándome en este mundo morado, me percaté de que en realidad no existen los hombres feministas.

Un hombre no puede pararse junto a mí y decir: “lucho contigo porque soy igual que tú”. No eres mujer. Los hombres pueden apoyarnos, y eso es bien chido, pero el feminismo es un movimiento de mujeres para mujeres, y el papel del hombre es de aliado. Ese es el título correcto. Mi papá es aliado, mi mejor amigo también.

Lo entendí de la manera más simple posible: un hombre no ha experimentado en carne propia lo que es ser mujer. No ha tenido que lidiar con las mismas problemáticas que nosotras y goza de esos privilegios por los que tanto peleamos. Creció en un mundo diseñado para él y, si bien se percató de que algo no estaba bien y que las mujeres vivían a diario injusticias que él jamás ha experimentado, lo real es que jamás ha sentido una mano debajo de su falda en el metro, nunca le han pagado menos por tener vagina y no pasa por una calle oscura pensando: “me van a violar”.

Lo entiendo como aliada de la comunidad LGBT. Lo entiendo como aliada de la lucha por respuestas en el caso Ayotzinapa, por la justicia en el caso de la Guardería ABC. Entiendo que yo, como mujer heterosexual, jamás he vivido los prejuicios e injusticias que mis amigos y amigas con otras preferencias viven a diario. Cuando voy a las marchas por Ayotzinapa, me queda claro que la vanguardia de la manifestación no es mi lugar; es el lugar de los padres, los hermanos, los tíos, esas personas que vivieron de frente la violencia del evento. Mi lugar es atrás; apoyando, acompañando, aliándome con una lucha justa.

Esto es algo que la gente no entiende bien cuando se trata de feminismo. Marcha tras marcha, las redes enfocan su atención en el hombre al que le gritaron por meterse a un contingente, el hombre al que empujaron por meterse a otro contingente, el que se enojó porque no lo dejaron estar al frente de la marcha. Pareciera que, ya que es un asunto de género, está mal que las mujeres pidan ser el rostro de su propia lucha, que no quieran incluir a un hombre al frente de la marcha para que salga en las fotos.  Hombres, alíense: lean, convivan, escuchen, observen.

A mí me encanta tener aliados feministas y los amo y los respeto muchísimo. Amo que la palabra feminismo no les asuste y que entiendan que no es un asunto de exclusión.

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