Esos termos tan noventeros

Autor: Publiko 4 septiembre, 2018


Los noventa fueron una época mágica. El mundo estaba de fiesta por el final de la guerra fría, los peinados perdieron volumen y la música electrónica salía de las pistas de baile para colarse en la radio convirtiéndose en el sonido definitivo de la década.

México se inundaba por primera vez de productos extranjeros. El optimismo era el estado mental de todo el país y un campo fértil para el surgimiento de una gran estrella hecha cien por ciento de plástico.

Obviamente estamos hablando de los Pepsilindros, los contenedores de plástico para bebidas gaseosa que fueron la locura durante la primera mitad de la década del 90.

Estos accesorios que podían contener hasta un litro fueron una fiebre que contagió a chicos y grandes. No era para menos, en una época donde el pet todavía no reinaba la industria refresquera, estos termos de plástico eran la opción perfecta para transportar bebidas.

Lo mismo los veías en los patios de las escuelas que en los gimnasios y las oficinas. Desde 1990 fue inevitable encontrarse con las caras de Bugs Bunny, Taz o Porky en cada esquina de la ciudad.

Obtener un Pepsilindro era super sencillo: 10 taparroscas y $3,500 (de los de esa época) en cualquier tiendita o camión de pepsi bastaban para estar en tendencia y ser el orgulloso portador de uno de los diferentes diseños que se ofrecían.

El éxito arrollador de la promoción llevó a que se hicieran varias ediciones, primero con los Looney Toons, definitivos íconos de todo lo noventero, y después con Los Picapiedra en una nueva versión que hasta tenía agarradera.

 Tuvieron un breve regreso hace un par de años, más como un objeto de melancolía que como una arrolladora moda, pero el gesto se agradece porque recordar es volver a vivir. Levantemos nuestros Pepsilindros en honor a la generosa década de 1990.

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