Cada años comemos 12 uvas con las que pedimos 12 deseos para el siguiente año, lo hemos hecho desde que somos pequeños, pero ¿Por qué surgió esa tradición o de dónde para ser específicos?

La creencia popular afirma que las doce uvas “de la suerte” comenzaron a tomarse de manera masiva en España en 24 de diciembre de 1909. Un excedente de la cosecha de este fruto en la ciudad de Alicante hizo que las productoras intentaran incrementar sus ventas con una innovadora campaña de Navidad que las relacionaba con estas fechas y con la buena suerte.

La variedad de uva blanca se convirtió en sinónimo de nochebuena y se popularizó su venta en paquetes de doce ya preparados para consumir el último día del año.

La otra historia 

Existen registros y pruebas de que esta costumbre ya se practicaba previamente, por lo que es muy probable que el excedente de 1909 sólo sirviera para extender la tradición, no para crearla.

La aparición de esta práctica se sitúa en la década de 1880 y aparece en Madrid como una acción satírica y de protesta. Por aquel entonces, la alta burguesía copió la costumbre francesa de hacer fiestas privadas en Navidades en las que se bebía champán y se utilizaban uvas como acompañamiento. Al mismo tiempo, el ayuntamiento de la ciudad prohibió los festejos callejeros que se celebraban normalmente en la Noche de Reyes.

Los madrileños a los que se les había arrebatado su diversión navideña, decidieron aprovechar que aún estaba permitido reunirse en la Puerta del Sol para escuchar las campanadas del reloj el 24 de diciembre y empezaron a comer uvas (un producto barato para la época) como burla de la costumbre aristócrata y en señal de protesta contra las restricciones del ayuntamiento.

Numerosos periódicos de 1882 ya recogen las primeras menciones de esta tradición y en 1884 algunos la califican de “imperecedera costumbre”. Aunque el consumo de las doce uvas mantuvo su carácter incorrecto y burlesco durante años, acabaría por normalizarse y extenderse al resto del país con el paso del tiempo.