El último escándalo de Uber explicado

Autor: Publiko 17 enero, 2018


Esta mañana, Animal Político publicó una pieza de investigación sobre Uber. Todo empieza con la regulación que aprobó Miguel Ángel Mancera para permitir la operación de empresas de transporte privado. En las negociaciones —que se dieron en lo oscurito— se llegó a la conclusión de que empresas como Uber y Cabify tendrían que pagar 1.5% del importe de cada viaje y que esa lana se iría para un fondo para mejorar la movilidad.

La nota da cuenta del arduo camino para encontrar respuestas. Pidieron la información al gobierno de la CDMX y todas las autoridades dijeron una de dos cosas: que no era su competencia o que el fideicomiso es privado y que no pueden dar información.

Las autoridades dijeron que ese dinero —que según algunos asciende a 180 millones de pesos— no ha sido utilizado todavía.

¿De dónde viene este fideicomiso y por qué es privado?

Uber nació como una empresa de taxis pirata: prestaban un servicio de transporte individual no concesionado en violación clara de la ley. Como al principio el servicio era muy bueno, los propios usuarios de Uber presionaron al gobierno para que cediera y les permitiera seguir operando.

Los lineamientos fueron aprobados por el jefe de gobierno y no por el congreso. Según la constitución mexicana sólo puede cobrarse un impuesto por medio de una ley aprobada por el congreso. Eso significa que técnicamente no es un impuesto aunque funcione como tal. Por eso legalmente están en posibilidad de crear un fideicomiso oscuro y sin control ciudadano.

¿Uber paga impuestos?

Muy pocos. La empresa obliga a los choferes a pagar impuesto sobre la renta pero la empresa norteamericana opera en países donde se paga muy poco.

En resumen su mínima aportación a la ciudad no se utiliza y los ingresos de la empresa se reportan en países como Holanda. Eso sí, utilizan las calles que pagamos entre todos los mexicanos para hacer mucho dinero.

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