Llanto ridículo hormonal
Autor: Publiko 11 abril, 2018
La lucha es real, gente. De vez en cuando, nuestras hormonas nos traicionan bien feo y nos ponen extra sensibles ante cualquier estímulo externo. Cuando llegas a tus veintitantos, como mujer te acostumbras a valer madres cada vez que te va a bajar. Te deja de sorprender lo malviajada que quedas por una tontería o lo triste que te sientes por una canción de Katy Perry (The One That Got Away, no mamen, está bien triste y, SPOILER ALERT: Diego Luna se muere en el video y se amaban un chingo, nopuedeser).
En fin, algunas lectoras nos compartieron sus tristezas hormonales más ridículas y esto salió:
Pandas
Así nada más. Me encontré un video de pandas en Facebook y me puse a llorar. No pensé que se pudiera llorar de ternura, pero sí se puede. También me dio mucho sentimiento pensar que probablemente nunca voy a poder acariciar uno y me sentí muy sola por eso.
Karen, 26 años
Bibliotecaria del mal
La bibliotecaria de mi universidad me contestó feo. Me empezaron a temblar los ojos y me salí corriendo para llorar al aire libre, como Dios manda. Me dolió mucho su actitud.
Gaby, 29 años
El novio con problemas estomacales
Mi novio se tardó mucho en el baño y me puse a llorar porque sentí que ya no quería estar conmigo. Cuando por fin salió, me encontró en la sala llorando, y le dije: “Está bien, si quieres ya déjame”.
María, 26 años
Malditos morros cantantes
Nunca veía Glee (esa serie de hace años en las que unos chavitos de prepa cantaban y bailaban todo el tiempo. No High School Musical) pero por alguna razón, siempre me la encontraba cuando me iba a bajar (mentira, seguro la buscaba inconscientemente). Lloraba y no dejaba de llorar con todas las canciones y las situaciones que no entendía porque sólo la veía una vez al mes.
Ana, 29 años
El retenedor
Perdí mi retenedor (los frenos dentales, esos que se ponen y se quitan) en la playa. Lloré, fácil, media hora. Mi novio ya no sabía cómo consolarme.
Karla, 27 años